martes, 12 de junio de 2012

NUESTRA PUTA VIDA


Estamos en la puta b, los putos bosteros ganan, los putos medios nos boludean, los putos dirigentes son corruptos, los putos canallas van punteros, los putos fantasmas se asoman, la puta herida sangra, y River apático, inconfundiblemente roto, araña un empate con sabor a derrota con los puto unidos, el hincha estalla, el estadio es una caldera, las peleas se convirtieron en guerras, y ni los putos borrachos del tablón cuentan con nuestra tolerancia, del “esta campaña volveremo a estar contigo” a las puteadas restaron solo unos putos minutos, suficientes para hacer estallar el corazón, necesarios para nuestro genuino sentimiento, indeseables, insufribles y extrañamente adictos. River se convirtió en nuestro puto desafío de todas las semanas, tenemos que ganar nosotros, ellos son nuestra extensión, y esa es la sensación que recorre el cuerpo. La tentación de caer en el grito común de putear a los jugadores asoma ya por la cabeza de muchos, un par de murmullos empiezan a resonar en el templo, ahora son muchos los que atentan contra la tranquilidad de los jugadores, se sienten solos, desprotegidos, abandonados, el panic attack no trae buenos recuerdos. Hasta que por fín otro genuino “Soy de River” asoma de la garganta de un hincha, que pronto serán muchos, hasta colmar el estadio y la casa de cada uno, el grito de guerra, también fue pasión, ayer los millones de hinchas gritamos SOY DE RIVER cada vez más fuerte, con mayor intensidad y sentimiento, el resto fue historia de otro cuento. River pudo contra el amotinamiento del rival, el rival pudo contra nuestro miedo, y heroicamente posible, el más malo de toda esta historia, quizá el más puteado en estos años, resistido en cada aparición, hace que esta puta historia termine con una alegría impensable, a las puteadas, al borde de la caída, a lo River… Extrañamente agradable.

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